Macron
Consultas ciudadanas para impulsar la UE
Las elecciones al Parlamento Europeo se aproximan y, con ellas, la necesidad de presentar proyectos que acerquen “Bruselas” a los votantes en los 28 Estados miembros. Uno de los más destacados es el de las consultas populares, propuesto por el presidente francés Emmanuel Macron y adoptado junto a la canciller alemana Angela Merkel en la última cumbre del Consejo Europeo en 2017.
Los ciudadanos de la Unión Europea pudieron participar en un programa de este tipo en verano, cuando la Comisión Europea realizó una consulta sobre la posibilidad de acabar con el cambio de horario en invierno. La consulta fue apoyada mayoritariamente –más del 80% de los 4,6 millones de votantes–, por lo que Jean-Claude Juncker ha llamado a suprimir el cambio de horario (en España, no obstante, esta propuesta podría llevar a adoptar el horario de invierno a lo largo del año entero).
La idea de fondo es que, a través de mecanismos participativos sin carácter vinculante, sería posible revertir la apatía que se ha adueñado de las elecciones europeas con el paso del tiempo. Los comicios de 2014 fueron los primeros, desde su inicio en 1979, en los que la participación no descendió. De cara a 2019, existe la esperanza de que ante los varapalos recibidos en 2016 –con el Brexit y la elección de Donald Trump, que no ha dudado en tildar a la Unión como un “rival”–, los defensores de la UE se sientan con más ganas de acudir a las urnas e intentar paliar su déficit democrático.
El regreso de la mili a Europa: un intento de cohesión nacional
Macron implantará un servicio militar obligatorio en Francia y Alemania e Italia se lo plantean
La medida no tiene ventajas militares pero busca que los jóvenes tengan un primer contacto con el Estado
Macron confirma que restablecerá el servicio militar obligatorio
¿Qué ha cambiado en el mundo de hoy para recurrir a una fórmula abolida hace 20 años en la mayor parte de nuestros países vecinos? ¿Las amenazas actuales, basadas en el terrorismo o la ciberguerra, requieren más soldados? ¿La pertenencia a la OTAN y su política de apoyo mutuo en caso de ataque no es suficiente garantía de seguridad? ¿Es un país de recluta obligatoria más cohesionado que otro con un ejército profesional? ¿Es más atractivo para un político actual anunciar recortes en Defensa o prometer un regreso al servicio militar obligatorio? ¿Se trata de una medida militar o simplemente de control social?
Todas estas preguntas eran impensables hace unos meses, pero algunos discursos están comenzando a cristalizar: la mili vuelve a estar de moda. Primero fue Suecia, que decidió recuperar el servicio militar el año pasado. Después le ha tocado a Marruecos, que anunció por sorpresa el regreso a la vieja recluta obligatoria para todos los jóvenes, incluidas las mujeres. En Francia, Emmanuel Macron abrió el melón este mismo año con una propuesta arriesgada: un servicio militar de un mes de duración para mayores de 16 años. En Alemania, el partido de la canciller Merkel (la misma que lo suprimió en 2011) pidió también su reinstauración con el apoyo de otros partidos. En Italia, el ministro del Interior, Matteo Salvini, propuso algo parecido a los jóvenes italianos «para recordar a sus hijos que además de derechos, también hay deberes.